Rivalizaban el ruso Mijail Chigorin y el alemán Siegbert Tarrasch en la primera vuelta del torneo de Viena en 1898. Luego de varias horas de lucha arribaron a un final con formaciones simétricas de peones. Cada uno tenía además un alfil de diferente color del rival.
Llegado a este punto (ver diagrama) Chigorin propuso tablas, pero Tarrasch declinó, lo que obviamente molestó al Padre de la escuela rusa de ajedrez, porque retiró del tablero su alfil ubicado en f6 al tiempo que le decía: --Mire a ver si así logra ganar.
Esa “jugada” fue como un nocao para El cirujano de Núremberg, quien se percató de que la posición de los peones era inalterable y no le quedó más remedio que aceptar las tablas.
Broma de Najdorf
En el Torneo de Candidatos Zurich 1953, regresó Miguel Najdorf de una sesión de partidas suspendidas. Cansado, mientras se quitaba la camisa en el hotel, le pregunto su secundante Julio Bolbochán: --¿Cómo te fue?
-Con Boleslavski fue tablas, con Kotov perdí.
-¿Cómo perdiste, si tenías dos calidades de más? Entonces Najdorf pone el tablero y le demuestra cómo en una extraña maniobra con sus caballos, Alexander Kotov le gana coronando un peón.
Bolbochán quedó sorprendido y se sintió culpable. Pero por solo unos segundos. Najdorf lo había engañado. Lo cierto es que alcanzó a descubrir la sutileza de Kotov y sacrificó sus dos torres por dos peones…
Quedó sobre el tablero Rey y dos caballos de Kotov por solo Rey de Najdorf. Turbado y un tanto furioso, Kotov seguía jugando. Los demás maestros participantes se acercaban a husmear y esbozaban una sonrisa. El director del torneo se acercó a hablar con el soviético para que no desluciera, ya que Rey y dos caballos no pueden dar mate a un Rey solo. La partida fue tablas. (Ver diagrama).
Por Jesús G. Bayolo.
